Las bases de maquillaje cubren imperfecciones, velan manchitas, suavizan texturas, reflejan la luz, crean volúmenes y hacen que tu look cobre vida. Es indudable que tienes que usarlas pero, ¿cuál es la tuya? Te ayudamos a elegir.
1. Polvos compactos
¿Qué son? Su fórmula ha evolucionado muchísimo. Ahora la mayoría se cocinan a base de ceras, polvos e ingredientes matificantes inteligentes que absorben el sebo de la superficie de la piel solo donde se necesita, mientras cubren con una fina capa de pigmentos flexibles que no dejan la cara acartonada.
¿Cómo se usan? Aplica los polvos haciendo suaves presiones sobre tu dermis con una esponja para fijarlos bien. También puedes reducir su aplicación a las partes de tu piel con más brillos como la zona T.
¿Para quién? Ideales para aquellas a los que no les gustan los brillos y buscan una piel que emule al terciopelo. Solo aptos para cutis grasos o mixtos ya que normalmente tienden a resecar.
2. Fluidos ligeros
¿Qué son? Son productos con una textura superlight y un objetivo: mostrar tu mejor cara sin que parezca que estás maquillada. Estas fórmulas suelen contener microesferas de color que reflejan la luz. Así disimulan imperfecciones de una forma sutil mientras iluminan el rostro. Muchos incluyen siliconas que rellenan los huequecitos de la piel para afinar su textura y el grano de la dermis sin aportar un extra de color.
¿Cómo se usan? Cubren la tez con un fino velo para mejorar su apariencia sin enmascarar. Puedes aplicarlo con esponja, brocha o con las manos desde el centro hacia el exterior.
¿Para quién? Es apto para todas las pieles. Muchas contienen hidratantes, lo que las convierten en un complemento perfecto de muchas prebases.
3. Texturas medias
¿Qué son? Estas fórmulas más esponjosas parecen estar a medio camino entre un maquillaje al uso y una crema. Suelen contener azúcares activos que, además de aportar hidratación, son confortables de utilizar. Su punto fuerte no es darte una cobertura muy densa, sino aportar microesferas que reflejan y modulan la luz reflejada. Pueden contar con diferentes acabados pero el objetivo de todos es que parezca que te has puesto un filtroInstagram.
¿Cómo se usan? Al tener un acabado más denso es mejor aplicarla con una brocha de fondo de make up. Es el pincel más ancho y plano que llega mejor a cualquier centímetro de tu piel.
¿Para quién? En principio están pensadas para ser usadas por todo tipo de cutis pero, al aportar hidratación, son más recomendables para pieles con tendencia a secarse.
4. Acabados longlast
¿Qué son? Los fluidos que aguantan todo el día sobre tu piel ya son una realidad. Su acabado suele ser mate para que no “resbale” sobre la tez. La clave es formularlos con diferentes activos que se adhieran a la dermis como un imán y desaparezcan gradualmente. Muchos actúan como una esponja (controlan la hidratación) y permanecen sobre la superficie más tiempo. ¿El plus? Por fin son partículas flexibles que no deja tu cara como un cupcake.
¿Cómo se usan? Si quieres que quede 100% camuflado, aplícalo sobre lospómulos, las sienes y el cuello, extiéndelo bien para evitar cortes.
¿Para quién? La textura mate aguanta más pero también absorbe la grasa de la piel. Al tener una cobertura gradual es ideal para pieles normales con tendencia a mixtas.
5. Fórmulas con plus
¿Qué son? Sí, ya muchos fluidos no solo maquillan sino que incluyen ingredientes hidratantes y protectores como la vitamina E y el aceite de argán. Sin embargo, la tendencia es dar un paso más y tratar las consecuencias del paso del tiempo sobre la piel. Cócteles de extractos vegetales, componentes antioxidantes o moléculas hi-tech, con el fin de alisar arrugas, reducir poros o unificar el tono en unas cuatro semanas (el tiempo que tarda la piel en regenerarse).
¿Cómo se usan? No sustituyen los tratamientos habituales sino que los refuerzan. Suelen ser fluidos satinados para dejar un rostro más jugoso y apetecible.
¿Para quién? Son perfectos para pieles maduras o cutis con tendencia a secarse, que son los primeros en mostrar arruguitas de deshidratación.