Y con estos facts, ¿quién necesita hermanos?
1. No tienes miedo de vivir sola.
Estás cómoda siendo independiente y no tienes miedo de estar sola.
2. Eres buenísima para comprar regalos para otras personas.
Nunca tuviste a nadie a quien preguntarle, por lo que tuviste que ponerte creativa para darle regalos a tus papás. Ahora que eres adulta, eres perfecta planeando regalos para los demás.
3. Eres experta en estar sola.
Siempre te has divertido sola y nunca te has aburrido de ti misma.
4. Nunca has tenido que compartir.
¿Barbies? Todas tuyas, ¿lo mejor? Nadie las arruinaba cortándoles el pelo sin tu permiso.
5. Como nunca te obligaron, a ti sí te gustaba compartir.
Y lo aprendiste demasiado bien.
6. Nunca tuviste que competir.
Por la atención de tus padres por ejemplo.
7. Siempre tuviste tu propio cuarto.
Y lo tenías tan arreglado y desordenado como a ti te gustaba.
8. Tener roomies fue lo mejor para ti.
Por fin experimentabas lo que era compartir un cuarto con alguien.
9. Siempre has sido buena para hablar con extraños.
Desde pequeña cuando querías jugar con alguien más no tenías problemas en hablar con alguien. De hecho, tienes una habilidad extraordinaria para conseguir nuevos amigos.
10. Te sientes cómoda hablando con gente más grande.
Porque siempre estabas rodeada de adultos mientras crecías.
11. No eres consentida.
O bueno quizá un poco, ¿importa?
12. Amas a tu BFF.
Definitivamente es tu hermana, sólo no de sangre.
13. Amas las vacaciones familiares.
A pesar de ser hija única, siempre tuviste alguien con quien jugar, ya que tus padres siempre organizaban las vacaciones con alguna otra familia, o hacías amigos por tu cuenta.
14. Eres súper responsable.
Porque no tuviste a nadie que te cubriera de pequeña.
15. Nunca te preocupaste por la comida.
Todas las galletas y dulces eran para ti.
16. Siempre escogías las películas.
No habían peleas sobre que película se iba a ver antes de la hora de dormir.